calle

La camionera voz de la calle:

la calle es bien infinita.

Por ahí caminó una señora,

y una niña flaquísima salió,

como si nunca lo hiciera,

a regar sus matitas.

Al son del acordeón...

bailan los carros.

Me inundaron la cara

de humo de tan felices.

Nada de conglomerados estilísticos,

ni de definiciones redundantes...

porque en las calles se baila auténticamente.

¡El auténtico son del acordeón!

¡Y salen las señoras moviendo las escobas!

¡se quedan dormidos los muchachos!

¡ándale y ya van tarde!

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Esta nueva etapa blogera me agarra de improviso. Ya era hora.

Hoy fue día de gripa y de amodorramiento. Estuve la mayor parte del tiempo dormido y sudando... ay... cómo me voy a reír luego.

Pues no sé... pero esto es lo que haré de aquí en delante. Es mi vicio y mi historia. Así que...doy inicio. Las advertencias y las reglas quedan sobrando, nadie las cumple, por eso no las haré (me refiero a las que hacía en mikelandia).

Ah, y para mis amigos de la facultadecienciasbiológicas, este... pos bienvenidos. Les juro que... no, no hay nada por jurar. De todas maneras, después de algún examen bioquimical o monstruosidades parecidas, encontrarán que nada es más lindo que leer al buen Mikelin.

Pos... hasta luego.